Intolerancia Alimenticia



Las intolerancias alimenticias. ¿Moda o realidad?

Las enfermedades más frecuentes de nuestros tiempos son estrechamente aquellas que van unidas al tipo de alimentación que habitualmente se mantiene. Y verdadero también, que en las ultimas décadas nuestra alimentación ha sido modificada más cuantitativamente que cualitativamente. Se ha llevado a un incremento en el consumo calórico (híper alimentación, motivos psicológicos, etc.) en relación al consumo energético (sedentarismo). El exceso mayor concierne a los azucares, cerca de 5 ó 6 veces más, debido a las muchas meriendas y bollería, alimentos tentempié, etcétera, gracias a la cultura del “consumo fácil, rápido, gustoso y agradable…”

Además hoy en día consumimos 3 ó 4 veces más proteínas y grasas de origen animal (carnes, grasa, productos lácteos, etc.) por lo tanto, la aportación de fibras, se ha visto bastante disminuida.

Esto ocurre porque el objeto de las sociedades industrializadas en al ámbito alimenticio no es la producción de comidas mas saludables, sino la de conseguir el máximo rendimiento a la agricultura y ofrecer más al consumidor. Para poder alcanzar tal objetivo, “no es posible” esperar un ciclo biológico y natural del nacimiento, crecimiento, maduración, producción de las plantas y los animales y he aquí que se “hace necesario” entonces utilizar de los sistemas y sustancias capaz de agilizar todos los pasos anteriores dichos, desafortunadamente, con todo lo que ello conlleva.

Pensemos que le sucede a un terreno “alimentado” de quién sabe cuántos y cuáles productos químicos, ¿qué cosa le puede suceder a las plantas tratadas de quien sabe cuánto y cuáles pesticidas?, ¿qué cosa le puede suceder a los animales alimentados y tratados de quién sabe cuáles alimentos, hormonas y fármacos?, para que estén preparados sobre nuestras mesas en tiempos récords.

Este modo de producir “ofrece” no solo comidas contaminantes para el organismo, sino también muy bajos cualitativamente. El proceso de conservación, reafirmación, etc., inciden significativamente en la calidad nutricional de los alimentos. Cada intervención sobre la comida fresca lleva a profundas modificaciones en vitaminas, oligoelementos, enzimas, bacterias. Todos estos cambios, desafortunadamente, no han sido gradualmente sino velozmente y, por lo tanto, no “han permitido” al organismo acostumbrarse adecuadamente. Sucesivamente hemos asistido a un incremento, diría espantoso, de enfermedades crónicas, degenerativas, cuál patologías metabólicas, cardiovasculares, tumorales, autoinmunes, obesidad y alergias.
El centro de atención de este artículo se centra en el entorno de las alergias y sobre todo a las intolerancias alimenticias. Si la alimentación es un acto constante y voluntario, por lo tanto, depende de nosotros cuanto y que cosa comemos, la nutrición se realiza de modo inconsciente e involuntario, el organismo “sigue las indicaciones de su disco duro y de su memory card”. A la luz de lo que aquí sucede es que, (a pesar del hecho que las molestias derivadas de la alimentación se conocen desde la antigüedad y que en el tiempo los estudiosos hayan podido afirmar la correlación entre la asimilación de los alimentos y determinadas reacciones), las manifestaciones de tipo alérgico o pseudoalérgico, son en gran parte, de lo que hemos “tragado y tragamos cotidianamente”.

La unión directa entre la asimilación del alimento y la siguiente reacción y/o disturbio sintomático, tomaron pie en los años 50, cuando fue verificado que la abstención o el alejamiento temporal de un alimento comporta una reducción, sin más, de la desaparición total de los síntomas.

Mientras, sólo una pequeña parte de la población es afectada de verdaderas alergias, (cerca del 10%), la mayor parte de ella padece de molestias atadas a las intolerancias alimenticias. De hecho, casi todos los individuos desarrollan fenómenos de hipersensibilidad hacia los alimentos, se trata sencillamente de saber contra cuánto y cuál, y su grado de intensidad. En la óptica de lo que hemos descrito en precedencia acerca de la alimentación moderna, el problema de la intolerancia está en fuerte crecimiento, sobre todo en los países occidentales.

Cada sustancia que penetra en el organismo es reconocida por nuestras defensas, el sistema inmunitario. Eso vale, sea por bacterias y virus, que por las sustancias químicas, (ej. Cosméticos), y los alimentos. La comida, en este caso, se pone en contacto con el sistema inmunitario del tubo digestivo. A veces la verificación de las reacciones “exageradas”, las consideradas reacciones químicas, que provocan alteraciones morfo-funcionales a consecuencias de las células de defensa.

La toxicidad sobre las células del órgano “atacado” puede producir:

  1. Reacciones TÓXICAS y reacciones adversa PSICO-SOMÁTICOS de los alimentos:

Hoy día muchos estudiosos están de acuerdo sobre el hecho de que las reacciones tóxicas ocurren en el caso que la dosis del alimento tóxico sea bastante elevada. Desde hace poco tiempo se están verificando las reacciones psico-somáticos adversas a los alimentos, es decir, aún cuando se tiene una reacción con una afección mental primaria. Esta aversión imita más los síntomas de la alergia. Generalmente, la causa es un factor emocional que el sujeto interpreta como síntoma alérgico o de intolerancia a un alimento.

  1. Reacciones NO TÓXICOS inmuno-indirectas y no inmuno-indirectas:

La reacción en los que se tiene la evidencia de estar implicado el sistema inmunitario se le conoce como alergia alimenticia, es decir, reacciones no tóxicas inmuno-indirectas. Mientras, si no se tiene la evidencia de la implicación de tal sistema, se trata de intolerancia alimenticia, o bien, reacciones no tóxicas no inmuno-indirectas.

Estas últimas reacciones son de tres tipos:

  1. Intolerancias enzimáticas. Determinan la incapacidad del organismo de metabolizar sustancias presentes en los alimentos;
  2. Intolerancias farmacológicas. Causado por el empleo desmedido de los fármacos, de los aditivos y de los conservantes de los alimentos, de los pesticidas y de los antiparasitarios, etc.
  3. Indefinidas. Del punto de vista biológico hematoquímico, en caso de alergia se verifica un aumento de las células de defensa (las inmunoglobulinas – lg), de tipo E en cambio, aún cuando se habla de intolerancias alimenticias, tal producción no se averigua. La intolerancia se produce por la reacción crónica de los alimentos consumidos frecuentemente, como puede resultar del trigo, la leche, levadura, los huevos, el café, el aceite, etc., no solo dosis altas sino también pequeñas cantidades de alimento pueden provocar y mantener la intolerancia. Estas reacciones dan inicio a su vez a ciertos síntomas, no necesariamente reacciones, a menudo, también síntomas como cefalea, dolores musculares, molestias gastrointestinales, cutáneo, nerviosos, etc., y si persisten en el tiempo crean una situación de irritación crónica que puede desarrollar a largo plazo una penosa enfermedad.

Tales molestias generalmente se verifican en un tiempo un poco largo, (entre 48 y 72 h de la ingestión del alimento), por lo tanto, no enseguida como ocurre por las reacciones alérgicas. Este hecho no es de fácil interpretación, porque es necesario hacer referencia, no necesariamente al alimento de la última comida, sino a aquel de una de las comidas anteriores. La convivencia con tales molestias por algunos sujetos, a veces, puede ser considerada nada menos que “normal”.

A menudo se puede comprobar reacciones adversas de alimentos de la misma familia o grupo biológico, por lo tanto se mantiene de ello que existe una intolerancia.

La causa de las molestias de intolerancias alimenticias se asocia a la alterada respuesta de nuestras defensas frente a algunos alimentos, que son localizados como “extraños”, creando una serie de reacciones adversas que ocurren con efectos tardíos, solapados, insidiosos como las toxinas que se acumulan y que provocan síntomas no inmediatamente asociables a las sustancias responsables.
Para poder localizar, investigar, dosificar e incluso retirar estos alimentos responsables de las intolerancias existen muchos sistemas y aparatos.










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